La cebra Camila
“Camila es una pequeña cebra que siente como su ropa ya le va quedando pequeña y como necesita desnudarse y rodar por los campos disfrutando del mundo”. (Núñez y Villán, kalandraka, 2016, p.7).
La pérdida de las rayas de Camila no son otra cosa que la primera etapa de su crecimiento en el que se deshace de lo viejo y de lo que la definía tal y como había sido hasta ahora. Camila se siente apenada por la pérdida de sus siete rayas, y siete lágrimas de pena serán las que bajarán de sus mejillas, clara expresión de su sentimiento de tristeza. Uno a uno los seis animales que se encontrará irán trazando en la piel de Camila su propia raya, una raya que lleva en si la personalidad de cada animal. La generosidad de los animales, y su sentimiento de cooperación harán que Camila llegue a su casa con solo una lágrima de pena surcando su mejilla, una lágrima que secará la madre de la pequeña cebra acogiendo a su hija y aceptando su nueva piel, su crecimiento, su nuevo yo. Lejos de hacer una reprimenda a su hija, la madre entiende que había sido ella misma a equivocarse, ya que no se había dado cuenta del cambio que estaba empezando a experimentar su hija y de las nuevas experiencias que necesitaba vivir.
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